Ayúdanos a ayudar

En esta crisis sanitaria y económica mucha gente lo está pasando muy mal. Vecinos nuestros encuentran grandes dificultades para comer dignamente. ¿Cómo podemos ayudarles?

Además de la habitual recogida de alimentos, Cáritas parroquial ha organizado desde el día 1 hasta el 15 de diciembre una campaña de recogida de alimentos navideños, y para ello necesita de la ayuda de todos nosotros.

Puedes dejar tu aportación en el despacho parroquial. El objetivo es que en estos quince días se consiga reunir productos navideños para que 20 familias puedan disfrutar de una Navidad especial. No es apenas esfuerzo para nosotros y supone mucho para tantos.
Ayúdanos a ayudar. Gracias.
Ayúdanos a ayudar

Gracias.

¿Seguimos aquí!

Todos sabemos que estamos viviendo tiempos complicados, duros, dolorosos, difíciles de comprender. Y en esta situación tan singular, comienza un nuevo curso en nuestra parroquia; un curso que podríamos pensar que va a ser diferente. Tal vez lo sea, aunque hay cosas que no van a cambiar. Nuestra comunidad parroquial sigue abierta, viva. Han comenzado las actividades, grupos e iniciativas que ya había -además de algunas nuevas-; continúan quizá de manera distinta en algún caso, pero no nos detenemos. Y así va a suceder porque así lo hemos decidido, movidos y alentados por el Espíritu Santo, confiando en el Señor, guiados por la Esperanza que solo proviene de Él.   

Este es el mensaje que queremos transmitir en este vídeo, a modo de inicio de curso, que te invitamos a ver y a que respondas a la pregunta que se plantea al final del mismo. 

Habla con nosotros

Se acercan dias de esperanza, esperanza y certeza. Que la vida no acaba con la muerte. Que nuestro destino es el amor eterno, la santidad.
Junto a esta verdad, está tambien el dolor de la ausencia, de la soledad, por eso queremos desde la parroquia comenzar un nuevo proyecto de Cáritas. Se trata de hacer llegar a todo el barrio, a todos nuestros vecinos, que no estamos solos.
Por eso, os invitamos a que en vuestros bloques anuncies que, desde la parroquia, vamos a tener un servicio de atención telefónica al que podemos acudir no solo porque tengamos un problema o una urgencia, sino porque quiero hablar con alguien.
Os pedimos que lo deis a conocer, y así también de esta manera podemos acercarnos a nuestros vecinos y romper ese desconocimiento que a veces existe entre nosotros y ellos.

¡Gracias Comunidad!

Hoy en mi vida sucede lo mismo que le pasaba al apóstol san Pablo cuando se despedía de las distintas comunidades cristianas donde Dios, por medio del Espíritu y la Iglesia, le enviaba a predicar: me voy con lágrimas en mis ojos pero con un corazón lleno de amor y de personas. Al igual que Pablo, «yo no considero mi vida digna de estima, con tal que termine mi carrera y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.» Esta es la clave, esto es lo que me sostiene. En un momento en que mi corazón –por la llamada de Dios– debe «despegarse» de todos vosotros, a los que os quiero con todo él, me fio de lo que ahora me pide: es el momento de partir.

Por eso doy gracias a Dios por todo lo que Él me ha dado y me ha regalado: mi vida, mi fe y mi ministerio. Gracias Señor porque solo tú eres Aquel por quien merece la pena dejarlo todo y seguirte. Gracias porque tu amor es más fuerte que el mío, tu fidelidad que la mía. Porque me amas más que yo y me has dado tu amor para que sea feliz. Como en aquel camino de Santiago donde escuché la canción del servidor, hoy vuelvo a decirte: aquí estoy Señor, hágase en mí.

También doy gracias a Dios por mi padre y mi madre. Sus vidas son una continua lección de cómo debe de ser un sacerdote: entrega, cariño, abandono confiado, esfuerzo, coraje, lucha… Gracias por ellos Señor. Gracias por mi padre, mi san Enrique particular que desde el Cielo está viendo todo lo que me ha sucedido. Y creo, Señor, que ha influido un poco… se ha salido con la suya de que su hijo sea un sacerdote que esté con los más necesitados, en aquellas zonas donde sea difícil el anuncio del Evangelio. Gracias, Dios mío, por él.

Gracias por mi madre, por todo lo que ella es para mí: ejemplo de entrega total de la vida, olvidándose de sí misma y pensando siempre en los demás. Gracias porque es su ejemplo y su compañía aquí conmigo la que me recuerda que merece la pena entregar la vida por amor.

Gracias también por mi hermano, por todo lo que él me ha enseñado, por todo su ejemplo en estos meses de enfermedad de papá, por toda su entrega y amor. Cuántos milagros, Señor, has obrado en él y, a través de él, en todos los que le rodean.

Doy Gracias al Señor por todos vosotros, Comunidad de San Alfonso, sois mi primera esposa. En vosotros pensó el Señor para formarme como sacerdote, para vivir los momentos más importantes de mi vida: mi ordenación y la muerte de mi padre, y también me habéis enseñado a ser padre y pastor. Esto puedo resumirlo en una frase de un obispo español, Pere Casaldáliga: «Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres».

Esta es una Eucaristía de acción de gracias por estos cinco años vividos juntos, por todos los rostros que el Espíritu de Dios ha cincelado en mi corazón y me llevo conmigo allá donde vaya. Solo puedo deciros que aunque nuestro camino «instantáneo», espacio/tiempo, se separe, vamos a estar siempre juntos en cada Eucaristía, en cada oración que con sencillez de corazón hagamos los unos por los otros. Uno nunca olvida a aquellos que le han amado, que le han acompañado y que le hacen ser quien hoy es. Esto es lo que me sucede con todos vosotros.

Al igual que le pasa a Dios, llevo vuestros rostros tatuados en mí para toda la vida; rostros con nombres y apellidos, rostros con una historia detrás de vida, de seguimiento de Jesús. Todo lo que hemos vivido y compartido es un tesoro almacenado en el Cielo, y ya presente en nuestro corazón.

Gracias hoy, especialmente, a Álvaro. El Señor nos puso en el Camino en la Puri, y durante dos años pudimos compartir vida, servicio… Allí me acompañaste, me cuidaste, y me ayudaste a superar un momento de crisis personal que hizo que mi vocación y mi respuesta a Dios fuesen más fuertes. Después aquí, en San Alfonso, hemos compartido cinco años preciosos donde ha crecido nuestra amistad y cariño. Esto, aunque físicamente sea así, nunca se perderá, porque Dios nos ha puesto el uno junto con el otro para seguir caminando y cuidándonos. Por eso, como Teresita de Buenafuente decía, GRACIAS y PERDÓN. Gracias por tanto amor, cuidado, consejos, cercanía, paciencia…, por haberme dado tu persona y enseñarme a ser un pastor como el Corazón de Cristo. Y perdón por todas las ocasiones en las cuales no te he comprendido, me he encerrado en mí mismo o no he sido un buen compañero. Perdón por todo aquello que te haya hecho daño o no haya correspondido a tu amor y tu cariño.

Gracias también a la pastoral de la salud. Qué testimonio tan grande de la presencia del Resucitado en la vida de nuestros hermanos y hermanas enfermos. Qué testimonio de que Dios está cerca de los que sufren y de aquellos que lo necesitan. Seguid llevando el amor de Jesús, sois cauce de Él. O, mejor dicho, sois otros Cristos para ellos.

Gracias al grupo de escucha, siempre disponibles al servicio de aquellos que necesitan de otro para poder ser cuidados, apoyados y ayudados para continuar, con esperanza y confianza, la vida.

Gracias a Vida Ascendente, por todo el cuidado y acompañamiento de los más mayores de la comunidad. Con vuestra oración sostenéis la vida de la Comunidad.

Gracias al grupo de Cáritas, en todos sus proyectos: Mayores, menores, acogida…; sois una parte importante de la vida de nuestra comunidad. No dejéis de ocupar el puesto que en medio de nuestro barrio debe de tener nuestra parroquia: ser luz para las oscuridades, fortaleza para los débiles, esperanza para los decaídos, testigos del amor de Dios por cada persona que venga pidiendo ayuda a nuestra casa.

Gracias a Liturgia que, con tanto cuidado, esmero y cariño, cuidáis todas las celebraciones. Gracias por todo vuestro trabajo callado al servicio de la comunidad.

Gracias también al coro. Cómo he disfrutado de las misas (y de la Pascua) con vosotros. Gracias por poneros al servicio de la comunidad y poner vuestro corazón en animar las celebraciones para que el nuestro pueda «conectar» más rápidamente y abrirse al corazón de Dios.

Gracias a todas las Comunidades religiosas de la parroquia: Vita et Pax, el Prado, Religiosas del niño Jesús, Dominicas de la Presentación… Sois luz del mundo y sal de la tierra en estos momentos de tanta incertidumbre. Vuestras vidas entregadas por amor a Dios nos muestran cuál es el amor que nunca falla y que hace fecunda la vida.

Gracias a la pastoral prematrimonial. Cuánto bien hace que sean matrimonios los que muestren a través de su testimonio lo que significa el sacramento del matrimonio. Si las circunstancias lo permiten, continuad para que otros muchos conozcan que el matrimonio es una vocación que merece la pena.

Gracias al grupo Getsemaní y Anillo. Gracias por tantos ratos y momentos compartidos juntos, por ser referencia y testimonio de que puede haber grupos de matrimonios en una comunidad. Gracias por apostar por vivir el matrimonio en clave comunitaria. Seguid adelante.

Grupos de Juan XXIII, Santa Teresa, El Hayedo, San Ignacio, Ubi Cáritas, Naim… no sé si me dejo algún otro. Gracias por haber estado siempre a mi lado y por vuestro testimonio de constancia y perseverancia en la vida de fe y en el compartirla en Comunidad.

Gracias al grupo de mantenimiento de la parroquia. Siempre habéis mostrado una disponibilidad y un cariño enormes a la hora de echar una mano y dejar la parroquia como si fuese vuestra casa…. bueno, es que es vuestra casa, y así lo hacéis ver a todos aquellos que os ven trabajar por todos nosotros. Gracias de verdad.

Gracias al Consejo de Economía. Gracias porque la nómina ha llegado bien en estos años… jejeje. Más allá de las bromas, gracias por el cuidado que tenéis y por la gestión responsable y eficiente de los recursos de la parroquia. Ojalá muchas parroquias pudiesen contar con un grupo así.

Doy también las gracias a aquellos con los que más cerca he estado: los catequistas de la pastoral prebautismal, catequesis de iniciación cristiana, y grupos de Jóvenes, San Juan Bautista, San Pablo y Santiago. Hemos compartido lo más grande que tenemos: la persona de Jesús y su amor. Seguid mostrando quién es el Señor, con qué amor de predilección ama a cada persona (única e irrepetible) y, sobre todo, seguid entregando vuestra vida con amor y gratitud, porque sois un testimonio creíble de que Dios les ama y que está con ellos en el camino de la vida.

Gracias también a todos los niños, preas y jóvenes de la parroquia. Cuántas cosas hemos compartido y vivido en torno a la frase «déjate sorprender». Habéis sido un regalo de Dios para mi vida y mi ministerio. Gracias por dejarme compartir la fe y acompañaros en vuestra vida. Os llevo conmigo.

En especial me llevo conmigo a dos grupos que han sido los que más de cerca he podido caminar con ellos: San Juan Bautista y …. ¿¿Jóvenes 5??

Gracias a san Juan Bautista por ser el primer grupo que conocí, del cual algunos sois ahijados de confirmación…responsabilidad máxima. Doy gracias a Dios por todo lo que hemos vivido y compartido juntos, por todo lo que en estos años habéis crecido. Siempre seréis especiales para mí.

Y gracias a Jóvenes 5… 6… bueno, a mi grupo de jóvenes. Parece mentira que nos atreviésemos a ir a Cracovia juntos, y más aún todo lo que hemos vivido a nivel grupal y personal. Gracias por haberme hecho testigo de vuestra vida y ser apoyo; en realidad, hemos sido apoyo los unos de los otros. Como siempre os digo: lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. Más allá de vuestras diferencias, sois un precioso mosaico que muestra el rostro de Cristo. No tengáis miedo a entregar la vida por amor a Dios y a los demás. Sois el AHORA de esta Comunidad. Ocupad vuestro puesto.

Y esto último os lo diría a toda la parroquia. Por favor, no dejéis de ser quienes estáis llamados a ser en nuestro barrio, en nuestros trabajos y en nuestras familias. Escuchad la voz de Dios que os llama a vivir en una relación personal basada en el amor, no en el miedo o en el simple cumplimiento. Todos sois personas preciosas, esos rostros de los que hablaba al principio, que me llevo esculpidos en mi corazón y que me hacen ser el sacerdote que soy. Haced con los demás lo mismo que habéis hecho conmigo: sed el rostro del Resucitado para todos los que os rodean, y llevad el Evangelio allá donde os encontréis. Sois peregrinos y servidores, no dejéis nunca de serlo. No perdáis vuestra identidad personal.

Gracias a todos por tanto amor y bien recibido. Gracias de verdad. Esto no es una despedida sino un hasta siempre, porque siempre os llevaré en mi corazón. Rezad por mí, para que pueda ser fiel a Jesús y cumplir en todo su voluntad. Esto es lo que deseo y quiero, porque en la voluntad de Dios siempre se encuentra nuestra felicidad y nuestra plenitud, aunque a veces pueda costar.

Que María, mi Madre, aquella que siempre ha cuidado de mí y me ha llevado a su Hijo, siempre esté en vuestros corazones. Le pido que ella os proteja y os guíe como lo ha hecho conmigo.

Gracias de corazón a todos.

Carta de nuestro Párroco

Finalizamos este curso, tan raro y tan diferente, con la noticia del nombramiento de Quique como párroco. Es algo que ya desde el año pasado preveíamos, pero no por ello deja de ser un momento duro. Triste por un lado por la pérdida que supone para cada uno de nosotros, y por otro de alegría por su nombramiento de párroco y su comienzo de una etapa de mayor responsabilidad al frente de la comunidad parroquial de Virgen del Mar.

Han sido siete años juntos, de los cuales cinco han correspondido a su ministerio en esta parroquia, desarrollando desde el cariño y la comunión un proyecto común, pero la necesidad de la Iglesia y el suyo propio de crecimiento como pastor, ha hecho que siguiese el proceso natural: ser a su edad párroco de una nueva comunidad.

Por eso, llenos de gratitud y cariño por su persona, entrega, servicio, y sabiendo que su ausencia la vamos a notar de una manera muy fuerte, es necesario que nos preparemos para afrontar la nueva etapa que se abre.

Lo primero es dar gracias a Dios por todos los bienes y gracias concedidos a través de Quique. Pedir por él, para que el Señor le guíe, le ayude, para que encuentre el mismo cariño que ha vivido en nuestra parroquia.

Y a los que nos quedamos y permanecemos en San Alfonso, nos corresponde este verano y el año próximo pedir mucha luz y fortaleza, pues se abre un reto para todos nosotros. Nos vamos a enfrentar a lo que tantas veces en estos años hemos comentado y que la visita pastoral puso de relieve: la necesidad de ir adecuando la misión de la Iglesia a las circunstancias actuales, manteniendo la parroquia de antes pero con la nueva forma de parroquia que va surgiendo.

Hemos pues de abrirnos a la voz del Espíritu, implorar su luz y sus dones para leer en los signos de los tiempos los caminos y veredas por los que nos quiera conducir. Exigirá de nosotros imaginación, apertura y generosidad, pues será necesario abrirnos a experiencias más generales y amplias que superen el mero ámbito parroquial. Lo hemos de hacer sin miedo, remando mar adentro sabiendo que solo podemos avanzar si en nombre de Jesús echamos sin cansarnos las redes. Lc,5,1-11.

Nos enfrentamos a algo nuevo, pero que ya viven desde hace años muchos colegios religiosos: la disminución de la presencia de la orden titular y la asunción de mayor responsabilidad por parte de los padres o laicos comprometidos con el carisma de la orden.

Así, pues, es momento de confianza, de Esperanza de saber que Dios nos guía y nos cuida, y, por supuesto, de mucha humildad para aceptar nuestras limitaciones; y, sobre todo, para ser dóciles a la realidad diaria y así vivirla no como un problema, sino como una oportunidad para que surja una nueva forma de parroquia

Pues con esa confianza, sabiendo que es Dios quien guía a la Iglesia y que nosotros somos solo colaboradores, os pido que en este verano recemos, pidamos por Quique, por nuestra parroquia, para que a la luz del Espíritu podamos seguir como lo hemos sido siempre: luz y vida para el barrio.

Que Dios os bendiga.

Día de la Caridad 2020

CORPUS CHRISTI. DÍA DE CARIDAD 2020 

«Es momento de aunar esfuerzos»

Queridos hermanos y hermanas:

El domingo 14 de junio celebramos la festividad del Corpus Christi, Día de Caridad. Se trata de la presencia viva y real de Cristo en el sacramento de la Eucaristía que nos invita a implicarnos en la dinámica de su entrega. Con el lema «Es momento de aunar esfuerzos», queremos centrar nuestra llamada y esperanza porque el Señor nos ha acompañado en este tiempo de pandemia, de desesperanza y soledad. Él es misericordia y vida: «el que come este pan vivirá para siempre» (Jn 6, 58). En la Eucaristía se parte y reparte por todos. Celebramos y hacemos presente la vida que Jesús entrega por amor a toda la humanidad. En la comunión eucarística experimentamos el amor que Dios nos tiene como hijas e hijos suyos y alimentamos nuestro amor a los hermanos.

Nuestra Cáritas Diocesana ha celebrado especialmente el Día de Caridad en las parroquias y lugares de culto. Y, desde hace 60 años, viene celebrando este día en la calle, gracias a muchas personas voluntarias dispuestas a compartir su experiencia en una jornada de cuestación con puntos de información y recaudación. Justo este aniversario que se estaba preparando con toda la ilusión, tendrá que celebrarse por los caminos que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Y lo hacemos en medio de una crisis sin precedentes generada por la pandemia. Cáritas Diocesana la está viviendo como testigo directo, en la calle, acompañando y ayudando a las personas y familias afectadas por sus dolorosas consecuencias.

En estos tres últimos meses, las peticiones de ayuda a Cáritas Diocesana de Madrid se han triplicado. Las ayudas económicas han aumentado en un 94%. A este respecto, os escribía recientemente una carta que titulaba «Dios es nuestra esperanza». Hoy más que nunca, «es momento de aunar esfuerzos» y hacer visible, de manera inédita, que nuestro Dios cuida de sus criaturas especialmente en unos tiempos difíciles de incertidumbre que, entre todos y con todos, transformaremos en tiempo de gracia. Cuando se tiene al Señor al lado, las respuestas son diferentes. Son las que daría Jesús: «¿Qué quieres que haga por ti?». En estos días se hace necesaria la generosa colaboración de todas las instituciones y de la sociedad entera. Solo así podremos salir de esta crisis juntos, sin que nadie se quede por el camino.

Quiero expresar, una vez más, mi agradecimiento a las numerosas personas y grupos que, en este tiempo de crisis, se están dedicando a servir y amar, expresión de ese Amor con mayúsculas que celebramos en la solemnidad del Corpus Christi. Lo avalan los más de 3.000 nuevos voluntarios y las donaciones recibidas. Porque son muchas las consecuencias negativas de la pandemia, pero no son menos las respuestas solidarias y generosas que nos impulsan y dan aliento.

Pido a Nuestra Señora de La Almudena que nos ayude a experimentar cómo «la Caridad de Cristo nos urge» (2Cor, 5,14) para no pasar de largo ante la precariedad y el sufrimiento de tantas personas.

Os bendice con todo afecto,

Miércoles 03/06/2020 – Bienaventurados seréis si…

Palabra de Dios

Mt 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sen­tó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
-«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Iluminamos la palabra con... Isaac de Stella - Sermón: ¿Quieres ser feliz?

«Bienaventurados los pobres en el espíritu» (Mt 5,3)

Todos los hombres, sin excepción, desean la felicidad, la dicha. Pero referente a ella tienen ideas muy distintas; para uno está en la voluptuosidad de los sentidos y la suavidad de la vida; para otro, en la virtud; para otro, en el conocimiento de la verdad. Por eso, el que enseña a todos los hombres, comienza por enderezar a los que se extravían, dirige a los que se encuentran en camino, y acoge a los que llaman a su puerta… Aquel que es «El Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6) endereza, dirige, acoge y comienza por esta palabra: «Dichosos los pobres en el espíritu».

La falsa sabiduría de este mundo, que es auténtica locura (1C 3,19), pronuncia sin comprender lo que afirma; declara dichosa «la raza extranjera, cuya diestra jura en falso, cuya boca dice falsedades» porque «sus silos están repletos, sus rebaños se multiplican y sus bueyes vienen cargados» (Sal 143, 7-13). Pero todas sus riquezas son inseguras, su paz no es paz (Jr 6,14), su gozo, estúpido. Por el contrario, la Sabiduría de Dios, el Hijo por naturaleza, la mano derecha del Padre, la boca que dice la verdad, proclama que son dichosos los pobres, destinados a ser reyes, reyes del Reino eterno. Parece decir: «Buscáis la dicha, y no está donde la buscáis, corréis, pero fuera del camino. Aquí tenéis el camino que conduce a la felicidad: la pobreza voluntaria por mi causa, éste es el camino. El Reino de los cielos en mí, ésta es la dicha. Corréis mucho pero mal, cuanto más rápidos vais, más os alejáis del término…»

No temamos, hermanos. Somos pobres; escuchemos al Pobre recomendar a los pobres la pobreza. Podemos creerle pues lo ha experimentado. Nació pobre, vivió pobre, murió pobre. No quiso enriquecerse; sí, aceptó morir. Creamos, pues a la Verdad que nos indica el camino hacia la vida. Es arduo pero corto; la dicha es eterna. El camino es estrecho, pero conduce a la vida (Mt 7,14).

Puntos de oración

Martes 02/06/2020 – César y Dios

Palabra de Dios

Mc 12,13-17

En aquel tiempo, mandaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta.
Se acercaron y le dijeron:
-Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?
Jesús, viendo su hipocresía, les replicó:
-¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.
Se lo trajeron.
Y él les preguntó:
-¿De quién es esta cara y esta inscripción?
Le contestaron:
-Del César.
Les replicó:
-Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios.
Se quedaron admirados.

Iluminamos la palabra

No pocas ocasiones leemos en los Evangelios cómo los fariseos se interesan por Jesús de una manera hipócrita. Por una parte, comienzan el diálogo desde la adulación más que desde la admiración; por otra, desde la intención oculta de querer pillarlo en un renuncio. Jesús se ve enfrentado a un dilema, esto es, a una pregunta con dos respuestas posibles. Le preguntan sobre la licitud de pagar o no los impuestos del imperio. Con una deja satisfecho a unos pero es rechazado por los otros, e inversamente, si elige la otra, satisface a unos pero es rechazado por los otros. 

Este trozo se le conoce como “La Trampa”. ¿Qué hizo Jesús? la resolvió con sabiduría abriendo una tercera respuesta que sobrepasa la barrera de la división que maliciosamente implicaba la pregunta y además, separó claramente el ámbito de las acciones y decisiones humanas de todas aquellas que son de Dios. Esta trampa de los fariseos se sigue presentando hoy en diversos planos, pero las cosas de Dios están en otro orden. Para muchos, las cosas del César son las cosas del mundo, las de Dios, son las cosas en las que el hombre se siente religado a un mundo religioso.
 
Como cristianos estamos llamados a impregnar con la fe cada acto de nuestra vida social y no sólo expresarla en el culto o los actos religiosos. De algún modo hoy se nos recuerda cómo Jesús respeta el libre albedrío, es decir, la libertad del hombre para decidir, lo que implica un gran regalo pero también una gran responsabilidad.

Puntos de oración

Lunes 01/06/2020 – Arcilla en manos del Alfarero

Comenzamos el tiempo ordinario con un salmo que nos invita a la confianza en Dios. Sobre este salmo 90 ha escrito san Agustín una frase que podría ayudarnos a centrar nuestra oración de hoy, recogiendo la experiencia del salmista: “Dios te protegerá, es decir, te colocará delante de su pecho para protegerte con sus alas. Reconoce ahora, como débil polluelo, tu flaqueza y huye a esconderte debajo de las alas de la madre para que no te arrebate el milano”. 

Necesitamos tener esta experiencia de cuidado y de protección de dios para verle «implicado» en nuestra vida, verle cómo tiene sus manos puestas sobre cada uno de nosotros para modelar nuestro corazón (aunque a veces existan dificultades). Por eso, pidiendo el don del Espíritu Santo, entremos en la oración con la confianza de que hoy Dios quiere hablarnos al corazón y mostrarnos su cuidado.

Palabra de Dios

Sal 90,1-2.14-15ab.15c-16

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.
 
Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
 
Con él estaré en la tribulación.
Lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.

Iluminamos la palabra con... Papa Francisco (2017)

La acción de Dios en nuestra vida […] es una labor que requiere el valor de dejarse llevar por el Señor, para que transforme nuestro corazón y nuestra vida. Esto hace pensar en la imagen bíblica del barro en manos del alfarero (cfr. Jer 18,1-10) y en el episodio en que el Señor dice al profeta Jeremías: «Levántate y baja al taller del alfarero» (v. 2). El profeta va y, observando al artista que trabaja la arcilla, comprende el misterio del amor misericordioso de Dios. Descubre que Israel está protegido en las manos amorosas de Dios, que, como un alfarero paciente, cuida de su criatura, pone en el torno la arcilla, la modela, la plasma y, así, le da una forma. Si advierte que el vaso no ha salido bien, entonces el Dios de la misericordia echa nuevamente la arcilla en la masa y, con ternura de Padre, vuelve nuevamente a modelarla.

Puntos de oración