Octava de Pascua – Oración del Miércoles de Pascua

Hoy oraremos con dos discípulos de Jesús que, al igual ayer María Magdalena, se encontraron con el Resucitado y eso transformó el modo de relacionarse con Dios y con Jesús. Gracias a su fe y su certeza en que el Señor estaba vivo y seguía actuando, se convirtieron en instrumentos suyos para seguir sanando cuerpos y corazones con el amor de Dios.

Palabra de Dios

Hch 3,1-10

En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo:
– «Míranos.»
Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo:
– «No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.»
Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido.

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Martes de Pascua

En este tercer día de la Octava pascual, reflexionaremos juntos con el encuentro entre Jesús y María Magdalena. Y oraremos con dos puntos que tienen que ver con algo que nos define.

Palabra de Dios

Jn 20,11-18: He visto al Señor.

En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
– «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta:
– «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
– «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
– «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice:
– «¡María!»
Ella se vuelve y le dice:
– «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice:
– «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.»»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos:
– «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Lunes de Pascua

Volvemos a la vida «ordinaria», pero no volvemos igual que hace unos días, sino diferentes… algo nuevo ha sucedido: hemos sido renovados en la Resurrección del Señor. Hoy oraremos con el evangelio del día de hoy: El encuentro de Jesús con las mujeres.

Palabra de Dios

Mt 28,8-15

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
– «Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
– «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
– «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros.»
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Puntos de oración

Domingo de Resurrección

¡Ahora comienza (de nuevo) todo!

¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!

La promesa de salvación y de liberación ha sido realizada en el gesto final del Padre de resucitar de entre los muertos a la humanidad de Cristo que fue vencida el Viernes Santo por el mal. Así, Dios, por medio de Jesús, ha introducido una fuerza de Vida y de Amor que nada ni nadie podrá romper jamás.

Ha nacido una nueva humanidad, ha renacido la esperanza que estaba perdida, porque Cristo vive para siempre para interceder por nosotros ante el Padre y para acompañarnos todos los días de nuestra vida.

Hoy es un día de gozo y de alegría. Hoy comenzamos a vivir como crucificados-resucitados con el Crucificado-Resucitado.

¡Aleluya!

Palabra de Dios

Jn 20, 1-9

EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.