Oración del Viernes VI de Pascua

En la oración de este día, seguimos caminando en nuestro itinerario personal con Jesús con este evangelio de Juan que habla de la alegría como elemento clave la vida cristiana. Una alegría que es diferente a la que podemos tener cuando poseemos cosas, conseguimos grandes metas en la vida… sino una alegría que responde a un hecho: el encuentro con Cristo que me cambia la vida.
 
Por eso, hoy vamos a centrarnos en esto que nos dice el Señor: «También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría».Esta es la clave de toda esta semana de oración: la AUTÉNTICA ALEGRÍA ES LA QUE NACE DEL ENCUENTRO CON JESÚS. Y este se da sean las circunstancias que sean, esté como esté, porque el Señor viene a tu realidad concreta para colmarte de ternura y de su presencia. Cuando uno tiene esta experiencia, la vida cambia, su horizonte de vida es diferente.
 
Por eso, ora hoy iluminando la palabra de Cristo con las palabras del Papa Francisco, que logra explicar mejor que nadie cómo se produce esta alegría

Palabra de Dios

Jn 16,20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»

Iluminamos la palabra con... El Papa Francisco

Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo:
«Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores».
¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!

Puntos de oración