Oración del Martes V de Pascua

Hoy vamos a orar sobre la presencia de PAZ en nuestra vida. Algunos/as pueden decir: «Mande?, ¿quién es esa?». Otros pueden responder: «¿no conozco que es eso?»… fuera de broma, cada uno puede tener una respuesta diferente según la realidad personal que pueda estar viviendo… Y es que ésta solo viene a nuestra vida cuando nos sentimos cuidados, amados, protegidos… es una paz que nace de experimentar una cierta “seguridad” en nuestra vida. No diríamos la verdad si negásemos esta NECESIDAD de SEGURIDAD.Y esto NO ES MALOes NECESARIO PARA IR CRECIENDO en nuestra vida (tanto a nivel social como a nivel personal, en nuestra afectividad, psicología… en todas las dimensiones de nuestra persona).

Si vemos la realidad de nuestra vida, la PAZ la perdemos cuando las cosas comienzan a no ser como nos gustarían que fuesen o cómo creemos que DEBERÍAN DE SER… así, nuestro corazón comienza a inquietarse y a buscar soluciones rápidas para evitar el dolor y el sufrimiento que nos provocan esas “diferencias” entre LO QUE NOS GUSTARÍA que fuesen las cosas/situaciones/personas a COMO SON EN REALIDAD.

Por eso, podemos identificar hoy dos tipos de paz:

  •  La del mundo. Cuando situamos nuestra seguridad en cosas materiales o personas. Comenzaríamos a experimentar inquietud cuando todo comienza a ser diferente a, al menos, a no ser como me gustaría que fuese. Al no tener “estabilidad tangible”, “material”, vivo buscando una solución rápida, segura e inmediata. Por eso, la paz del corazón que nos da lo del mundo es efímera, pasa tarde o temprano…
  • La de Jesús. Esta paz se caracteriza porque no pasa nunca. Se basa en una cosa que NO ES MATERIAL ni EFÍMERA. Esta paz se produce cuando uno experimenta que el cuidado, el amor, el valor de su vida no lo tienen las cosas o las personas, sino Dios. Es una paz que nace de saber que mi vida ESTA COMPLETAMENTE EN SUS MANOS, y que pase lo que pase, ÉL SIEMPRE VA A ESTAR A MI LADO. Sólo así podré ejercer el poder de la ACEPTACIÓN y sacaré de toda situación adversa/dolorosa el ciento por uno, porque no hay un solo momento de sufrimiento o de inquietud que pasen desapercibidos para él.

Palabra de Dios

Jn 14, 27-31

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.»

Iluminamos la palabra con... Christus Vivit [103-108]

103. En este capítulo me detuve a mirar la realidad de los jóvenes en el mundo actual. Algunos otros aspectos aparecerán en los siguientes capítulos. Como ya dije, no pretendo ser exhaustivo con este análisis. Exhorto a las comunidades a realizar con respeto y con seriedad un examen de su propia realidad juvenil más cercana, para poder discernir los caminos pastorales más adecuados. Pero no quiero terminar este capítulo sin dirigir algunas palabras a cada uno.
 
104. Te recuerdo la buena noticia que nos regaló la mañana de la Resurrección: que en todas las situaciones oscuras o dolorosas que mencionamos hay salida. Por ejemplo, es verdad que el mundo digital puede ponerte ante el riesgo del ensimismamiento, del aislamiento o del placer vacío. Pero no olvides que hay jóvenes que también en estos ámbitos son creativos y a veces geniales. Es lo que hacía el joven venerable Carlos Acutis.
 
105. Él sabía muy bien que esos mecanismos de la comunicación, de la publicidad y de las redes sociales pueden ser utilizados para volvernos seres adormecidos, dependientes del consumo y de las novedades que podemos comprar, obsesionados por el tiempo libre, encerrados en la negatividad. Pero él fue capaz de usar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza.
 
106. No cayó en la trampa. Veía que muchos jóvenes, aunque parecen distintos, en realidad terminan siendo más de lo mismo, corriendo detrás de lo que les imponen los poderosos a través de los mecanismos de consumo y atontamiento. De ese modo, no dejan brotar los dones que el Señor les ha dado, no le ofrecen a este mundo esas capacidades tan personales y únicas que Dios ha sembrado en cada uno. Así, decía Carlos, ocurre que “todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”. No permitas que eso te ocurra.
 
107. No dejes que te roben la esperanza y la alegría, que te narcoticen para utilizarte como esclavo de sus intereses. Atrévete a ser más, porque tu ser importa más que cualquier cosa. No te sirve tener o aparecer. Puedes llegar a ser lo que Dios, tu Creador, sabe que eres, si reconoces que estás llamado a mucho. Invoca al Espíritu Santo y camina con confianza hacia la gran meta: la santidad. Así no serás una fotocopia. Serás plenamente tú mismo.
 
108. Para eso necesitas reconocer algo fundamental: ser joven no es sólo la búsqueda de placeres pasajeros y de éxitos superficiales. Para que la juventud cumpla la finalidad que tiene en el recorrido de tu vida, debe ser un tiempo de entrega generosa, de ofrenda sincera, de sacrificios que duelen pero que nos vuelven fecundos.  

Puntos de oración