Octava de Pascua – Oración del Sábado de Pascua

Penultimo día de la Octava de Pascua. Encontramos a Jesús con sus discípulos después de haberse aparecido a los más cercanos a el. Veamos como reaccionan frente al testimonio de aquellos que si lo han visto resucitado.

Palabra de Dios

Mc 16, 9-15

Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
– «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Viernes de Pascua

En nuestra oración de hoy tendremos presente el encuentro que Pedro y Juan tienen con las autoridades religiosas de su tiempo a cuenta de la curación que, hace unos días, realizaron en nombre de Jesús. El testimonio, ante la pregunta del «por quién» nace inspirado por el don del Espíritu que habita en los corazones de ambos apóstoles.

Palabra de Dios

Hch 3,11-26

En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, la gente, asombrada, acudió corriendo al pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver a la gente, les dirigió la palabra:
– «Israelitas, ¿por qué os extrañáis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a éste con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.
Como éste que veis aquí y que conocéis ha creído en su nombre, su nombre le ha dado vigor; su fe le ha restituido completamente la salud, a vista de todos vosotros.
Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; a ver si el Señor manda tiempos de consuelo, y envía a Jesús, el Mesías que os estaba destinado. Aunque tiene que quedarse en el cielo hasta la restauración universal que Dios anunció por boca de los santos profetas antiguos.
Moisés dijo: «El Señor Dios sacará de entre vosotros un profeta como yo: escucharéis todo lo que os diga; y quien no escuche al profeta será excluido del pueblo.» Y, desde Samuel, todos los profetas anunciaron también estos días.
Vosotros sois los hijos de los profetas, los hijos de la afianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le dijo a Abrahán: «Tu descendencia será la bendición de todas las razas de la tierra.»
Dios resucitó a su siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros, para que os traiga la bendición, si os apartáis de vuestros pecados.»

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Jueves de Pascua

En el día de hoy vamos a orar con el encuentro de Jesús con el grupo de apóstoles y discipulos en el día de su Resurrección. Pidamos hoy a Jesús que «abra de par en par» nuestra mente y nuestro corazón, para comprender lo que significa Su resurrección para nuestra vida y para la vida del mundo. 

Palabra de Dios

Lc 24,35-48

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
– «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo:
– «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
– «¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
– «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
-«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto.»

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Miércoles de Pascua

Hoy oraremos con dos discípulos de Jesús que, al igual ayer María Magdalena, se encontraron con el Resucitado y eso transformó el modo de relacionarse con Dios y con Jesús. Gracias a su fe y su certeza en que el Señor estaba vivo y seguía actuando, se convirtieron en instrumentos suyos para seguir sanando cuerpos y corazones con el amor de Dios.

Palabra de Dios

Hch 3,1-10

En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo:
– «Míranos.»
Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo:
– «No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.»
Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido.

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Martes de Pascua

En este tercer día de la Octava pascual, reflexionaremos juntos con el encuentro entre Jesús y María Magdalena. Y oraremos con dos puntos que tienen que ver con algo que nos define.

Palabra de Dios

Jn 20,11-18: He visto al Señor.

En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
– «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta:
– «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
– «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
– «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice:
– «¡María!»
Ella se vuelve y le dice:
– «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice:
– «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.»»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos:
– «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Puntos de oración

Octava de Pascua – Oración del Lunes de Pascua

Volvemos a la vida «ordinaria», pero no volvemos igual que hace unos días, sino diferentes… algo nuevo ha sucedido: hemos sido renovados en la Resurrección del Señor. Hoy oraremos con el evangelio del día de hoy: El encuentro de Jesús con las mujeres.

Palabra de Dios

Mt 28,8-15

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
– «Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
– «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
– «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros.»
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Puntos de oración

Domingo de Resurrección

¡Ahora comienza (de nuevo) todo!

¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!

La promesa de salvación y de liberación ha sido realizada en el gesto final del Padre de resucitar de entre los muertos a la humanidad de Cristo que fue vencida el Viernes Santo por el mal. Así, Dios, por medio de Jesús, ha introducido una fuerza de Vida y de Amor que nada ni nadie podrá romper jamás.

Ha nacido una nueva humanidad, ha renacido la esperanza que estaba perdida, porque Cristo vive para siempre para interceder por nosotros ante el Padre y para acompañarnos todos los días de nuestra vida.

Hoy es un día de gozo y de alegría. Hoy comenzamos a vivir como crucificados-resucitados con el Crucificado-Resucitado.

¡Aleluya!

Palabra de Dios

Jn 20, 1-9

EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.