Oración del Jueves IV de Pascua

En la oración de hoy necesitamos centrarnos en una frase del evangelio de Juan que resume lo que hoy le queremos pedir al Señor: sabernos elegidos por Él para hacerle presente en medio de nuestra realidad. Esa frase es UNA DE LAS VERDADES FUNDAMENTALES en las que se asienta mi vida: “yo sé bien a quiénes he elegido”.

Hoy vamos a reflexionar sobre esta elección. Jesús nos ha considerado CAPACES de ENCARNAR el Evangelio, de hacer realidad, de hacer vida el Reino de Dios para llevarlo a todos aquellos que aún no le conocer o que no se han encontrado verdaderamente con Él. Es decir: SI ERES CAPAZ DE SEGUIR A CRISTO, SI ERES CAPAZ DE SACAR DE TI TODO LO BUENO, BELLO, VERDADERO que Dios ha sembrado en ti.

Estamos llamados a transparentar a Jesús, a anunciarle con nuestra vida.

Hoy los puntos de la Christus vivit que iluminarán el evangelio son del 81 al 84, y nos hablan de las dificultades que pueden existir en el seguimiento de Cristo, en hacer vida el Evangelio. Hoy también sería bueno que los leamos antes de la oración personal, ya que nos van a ayudar a reflexionar mejor.

El resto de puntos del capítulo II de la Exhortación del Papa os los dejamos al final de la oración, o bien, si queréis, podéis acceder al documento completo en el siguiente enlace: PINCHA AQUÍ.

Palabra de Dios

Jn 13, 16-20

Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».

Iluminamos la palabra con... Christus Vivit [81-84]

81. Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas. Por esta y por otras razones, la moral sexual suele ser muchas veces «causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de condena». Al mismo tiempo, los jóvenes expresan «un explícito deseo de confrontarse sobre las cuestiones relativas a la diferencia entre identidad masculina y femenina, a la reciprocidad entre hombres y mujeres, y a la homosexualidad»[34].
 
82. En nuestro tiempo «los avances de las ciencias y de las tecnologías biomédicas inciden sobre la percepción del cuerpo, induciendo a la idea de que se puede modificar sin límite. La capacidad de intervenir sobre el ADN, la posibilidad de insertar elementos artificiales en el organismo (cyborg) y el desarrollo de las neurociencias constituyen un gran recurso, pero al mismo tiempo plantean interrogantes antropológicos y éticos»[35]. Pueden llevarnos a olvidar que la vida es un don, y que somos seres creados y limitados, que fácilmente podemos ser instrumentalizados por quienes tienen el poder tecnológico[36]. «Además en algunos contextos juveniles se difunde un cierto atractivo por comportamientos de riesgo como instrumento para explorarse a sí mismos, buscando emociones fuertes y obtener un reconocimiento. […] Estos fenómenos, a los que están expuestas las nuevas generaciones, constituyen un obstáculo para una maduración serena»[37].
 
83. En los jóvenes también están los golpes, los fracasos, los recuerdos tristes clavados en el alma. Muchas veces «son las heridas de las derrotas de la propia historia, de los deseos frustrados, de las discriminaciones e injusticias sufridas, del no haberse sentido amados o reconocidos». Además «están las heridas morales, el peso de los propios errores, los sentimientos de culpa por haberse equivocado»[38]. Jesús se hace presente en esas cruces de los jóvenes, para ofrecerles su amistad, su alivio, su compañía sanadora, y la Iglesia quiere ser su instrumento en este camino hacia la restauración interior y la paz del corazón.
 
84. En algunos jóvenes reconocemos un deseo de Dios, aunque no tenga todos los contornos del Dios revelado. En otros podremos vislumbrar un sueño de fraternidad, que no es poco. En muchos habrá un deseo real de desarrollar las capacidades que hay en ellos para aportarle algo al mundo. En algunos vemos una sensibilidad artística especial, o una búsqueda de armonía con la naturaleza. En otros habrá quizás una gran necesidad de comunicación. En muchos de ellos encontraremos un profundo deseo de una vida diferente. Se trata de verdaderos puntos de partida, fibras interiores que esperan con apertura una palabra de estímulo, de luz y de aliento.

Puntos de oración